La Sociedad de Socorro ayuda a preparar a las mujeres para las bendiciones de la vida eterna a medida que aumentan su fe en el Padre Celestial y en Jesucristo y Su expiación; fortalecer a las personas, las familias y los hogares mediante ordenanzas y convenios; y trabajar en unidad para ayudar a los necesitados.

Los líderes se reúnen con hermanos y hermanas ministrantes, preferiblemente como compañeros, para compartir sus asignaciones con ellos y aconsejarlos sobre las fortalezas, necesidades y desafíos de aquellos a quienes ministran. Esta conversación podría tener lugar en una entrevista ministerial (ver pregunta 24 a continuación) o cuando sea necesario.

Dados los números, las distancias, la seguridad y otras consideraciones, una visita a cada hogar todos los meses puede no ser posible o práctica; sin embargo, las visitas personales son importantes cuando se pueden realizar. Para servir como lo haría el Salvador, los hermanos y hermanas ministrantes consideran todas las posibilidades de atención y contacto con las personas a las que están asignados.